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    nosotras, mujeres – Ulrike Meinhof

    Saltando a lo Desesconocido

    Berlín Occidental, 14 de mayo de 1970, 9:45 a. m. Ulrike Meinhof está sentada en la sala de lectura del Instituto Central Alemán para Asuntos Alemanes. El preso político Andreas Baader entra, esposado y acompañado por dos guardias. Durante 75 minutos, hablará sobre un proyecto de libro con la periodista Ulrike Meinhof. Leen algunas revistas y toman algunas notas. Alrededor de las 11 de la mañana, tres camaradas armados irrumpen en el instituto gritando «¡Manos arriba o disparamos!». Se intercambian disparos por ambas partes. Andreas Baader, Ulrike Meinhof y todos los demás que participaron en aquel asalto saltan por una ventana de metro y medio de altura y corren hacia un Alfa Romeo que les espera en la esquina. Nace la Facción del Ejército Rojo. Décadas más tarde, descubriremos que Ulrike Meinhof saltó de forma espontánea. Debía quedarse atrás e informar de la acción más tarde, sin tener que pasar a la clandestinidad.

    ¿Qué lleva a una periodista de éxito y madre a abandonar toda su vida en un instante? O tal vez: ¿qué podría haberle impedido saltar? No había otra opción. ¿A dónde habría podido volver? Había llenado páginas con críticas implacables al belicismo imperialista, a la tibia confrontación con el pasado genocida alemán y a la doble explotación de la mujer como trabajadora y madre. Y, sin embargo, seguía formando parte de ello; seguía siendo una madre aislada, una trabajadora explotada y parte de un sistema asesino.

    No había otra salida, lo que había aguantado hasta ahora se había vuelto insoportable. Vio disparar a la policía, vio saltar a sus amigos. En ese momento, con ese salto, se hizo una promesa a sí misma; una promesa que no podría haber roto fácilmente sin traicionar sus valores. Y aunque sin duda no podía saber lo que le esperaba, se atrevió a saltar a lo desconocido. Se despertó a sí misma para seguir viva. Este salto hacia adelante no solo significaba dejar algo atrás. El 14 de mayo de 1970 no fue solo el día en que Andreas Baader fue liberado, ni solo el nacimiento de la RAF. Este salto fue romper con el sistema para abrir los ojos de todos.

    Retrocedamos a la Alemania Occidental, 7 de octubre de 1934. Ulrike Meinhof nace en Oldenburg. Ella era una niña durante la Primera Guerra Mundial. A través de sus escritos vemos lo profundamente que rechazaba la guerra que Alemania había librado y que la vida simplemente continuara mientras los nazis seguían ocupando los mismos trabajos, solo que con ropa diferente.

    Creció durante la Segunda Guerra Mundial y vivió su juventud en la posguerra. Toda la nación alemana se encontraba abatida por la derrota: tanto por haber perdido la guerra como por haber perdido tanta humanidad que pudo surgir del fascismo, un sistema de exterminio. Era demasiado pequeña durante la guerra; ella no formó parte de la injusticia directamente relacionada con el exterminio de millones de personas. Pero la ideología fascista impregna la sociedad: si no te defiendes de ella, te asimilará. Su propio padre era miembro del NSDAP1 e, incluso si no pasaban mucho tiempo juntos, eso tuvo que ser aterrador. La indiferencia de esa época era abrumadora y la falta de voluntad para acabar con el fascismo alemán o, al menos, para enfrentarse a él, era paralizante. Pero ella no se veía algo separado de la historia. El fascismo alemán no surgió de la noche a la mañana. Aun así, la mayoría de la sociedad simplemente lo aceptó. La sociedad alemana había visto los carteles que decían «¡Judío, muere!» y seguía votando a Hitler.

    En la posguerra, Ulrike comenzó a realizar labores políticas para desmantelar la maquinaria bélica. Estaba en contacto con los pueblos. Fue a Jordania, a un campamento de entrenamiento2, escribió para el pueblo de Irán, alzó la voz por Vietnam. Para ella, su generación tenía una responsabilidad directa. Insistía en que su generación no estaba implicada en el genocidio, por supuesto, pero no podía conformarse con eso.

    Cargaba un gran peso dentro de sí. Nuestro pasado pesa mucho sobre nuestros hombros y el fascismo amenaza con quitarnos el aire que respiramos. Ulrike Meinhof escribe en una época en la que Kiesinger3 era el canciller alemán. Impulsó cambios legislativos para que los criminales nazis, que eran sus compañeros de partido desde hacía mucho tiempo, no fueran juzgados en los tribunales. Esta carga y este sufrimiento la llevaron a actuar, basándose en un sentimiento de injusticia y en un simple pensamiento racional: ¿qué necesitamos ahora mismo?

    Ulrike Meinhof tenía dos hijas pequeñas. Ser madre significaba mucho para ella. Rechazaba rotundamente la educación autoritaria y sacó a sus hijas de la escuela pública. Solía hablar de lo que significaba ser madre soltera. Sus artículos analizando el estado de las trabajadoras y las madres son sólidos y bien documentados. Entendía esta situación y luchaba por ellas de muchas maneras, escribiendo mucho y dando conferencias. Le enfurecía que las mujeres no fueran conscientes de su propia situación.

    No actuaba sin tener en cuenta su propia realidad ni sin ser consciente de su propia situación. Envió a sus hijas a Sicilia para que no tuvieran que vivir con su padre; eso fue una decisión difícil para ella. Luchó consigo misma, pero consideró que la necesidad de tomar medidas radicales era mayor que la felicidad de su familia. Sin duda fue difícil para sus hijas y, por lo tanto, también para ella; las quería mucho. Ser madre soltera y estar implicada en política es difícil, increíblemente difícil, afirma.

    «Así que el problema de todas las mujeres que están implicadas en política, incluida yo misma, es que, por un lado, hacemos trabajos socialmente necesarios, tenemos la cabeza llena de ideas acertadas, podemos incluso hablar, escribir y agitar eficazmente, pero, por otro lado, nos sentimos con nuestros hijos tan indefensas como todas las demás madres».

    Lideró una campaña en contra de la situación de los niños y niñas en centros de acogida en la década de 1960. Le afectó especialmente la situación de las mujeres jóvenes. En sus escritos, vemos cómo se encuentran las mujeres a través de sus ojos. Esas casas no eran hogares para esas jóvenes, sino prisiones. Criar a los hijos y trabajar, estar metida en política, es increíblemente difícil. Mira a sus propios hijos y a todos los niños y niñas del mundo y convierte su ira en venganza. Nunca ha visto su propia vida como madre aislada del resto de todas las otras madres y mujeres.

    «Si se quiere, esta es la opresión central de las mujeres, que sus vidas privadas se contraponen a algún tipo de vida política. Por otro lado, se podría decir que si las tareas políticas no se vinculan con la vida privada, es un error, no es sostenible a largo plazo».

    Ella consideraba que su responsabilidad era actuar. Como dijo Ulrike Meinhof, algún día preguntarán por el Sr. Strauss4, igual que ahora preguntamos a nuestros padres por Hitler. Seguimos su camino. Cuando las generaciones futuras pregunten por Trump, Merz, Erdoğan, Netanyahu, ¿qué diremos?

    Cuando las generaciones futuras nos pregunten qué hicimos para seguir con los de estas revolucionarias, ¿qué hacemos para vengar la muerte de Ulrike Meinhof, que fue torturada y asesinada por el Estado alemán precisamente porque se mantuvo firme y, sobre todo, porque era mujer?

    ¿Qué diremos entonces? ¿Saltaremos?

    «Protestar es decir que no me gusta esto o aquello. Resistir es asegurarse de que lo que no me gusta nunca vuelva a suceder. Protestar es cuando digo que ya no voy a seguir aceptándolo. Resistir es cuando me aseguro de que todos los demás también dejen de aceptarlo».

    1Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania, también conocido como Partido Nazi y con la sigla NSDAP fue el partido fascista de Hitler.

    2En 1970, la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) se organizó en Jordania. La OLP luchó en la Guerra Civil jordana con grupos revolucionarios aliados contra el régimen jordano. En esa época, el Medio Oriente era, en general, un centro internacionalista. Muchos revolucionarios de todo el mundo aprendieron de los movimientos allí.

    3Kurt Georg Kiesinger foi um político alemão. Foi membro ativo do Partido Nazista desde 1933 e tornou-se vice-diretor da propaganda radiofônica externa do Reich, sendo nesse cargo um dos principais censores do regime.

    4 Un político conservador que fue soldado en la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial y participó en diferentes masacres contra la población judía.

Young Internationalist Women